VARGAS LOSA SEÑALANDO A UNA INSTALACIÓN POSTMODERNA: !ESTO ES CACA DE ELEFANTE!

El arte es una evidencia del hombre, la señal de su paso. Aparte de las armas primitivas hechas con huesos y piedras; podemos ver evidencias de que el hombre razonó al ingresar a las cuevas con los trazos de figuras de animales que cazaba, osea, obras de arte. El arte que logra tocar fibras es aquel que hace razonar, que subraya pruebas de que alguna vez pasó el ser humano por este mundo .
Dando el obligado paso del hueso a la nave espacial con sabor a Kubrick, hay que reconocer que es descomunal la cantidad de todo aquello que postula a convertirse en arte, toneladas de basura que te venden gato por liebre. Hay que tener en cuenta que vivimos un presente de indefiniciones para comprender que mucho de eso pase por ser considerado arte y se instituya aquello en los libros para educandos. Algunas se irrogan el derecho de manera más descarada que otras, aquellas enmascarándose en ayuda dramática a los desposeidos. Las miserias que de hecho existen son la perfecta coartada para una evidente y pasmosa mediocridad, otras sin haber superado la formas y que no guardan la menor compostura frente a los tiempos que vivimos se regodean en el despreciable superego de sus representantes; Hay otro tipo de trabajos que responden a la idolatría (con toda su parafernalia de pésimo gusto) de las nuevas tecnologías de comunicaciones, se reproducen, vomitan y se vuelven a reproducir queriendo volver aun más borrosa la ya, de por cierto, bastante difuminada noción y sentido sinsentido de arte.
En los extramuros del imperio de la reproducción en serie, de los artistas de la fotocopia, el arte se sustentan cada vez más en la ciencia, pero no me refiero a aquella comprensión simplona de la ciencia con la viñeta del Dr Frankenstein y su obra, tampoco la del DVD del Dr. con acento alemán a punto de caer en el desquiciamiento.
Existen, no me cabe la menor duda, categorías de manifestación de los artístico, no es el caso aquí ampliarlas, , pero, ¿qué diablos es arte? ¿qué noción o interpretación, ontología o epistemología puede darse con respecto a arte? ¿Debe quedar esto como una especie de verdad inamovible que todos debemos aceptar o estará sujeta a la interpretación que cada uno le dé, como le de la gana y que esta individualización y oferta de verdades individuales será tan válida como se manifiesten la capacidad de cada individuo de poder sustentarla en discursos para "empoderar" (palabrita que detesto tanto!) la validez de su verdad? ¿Cómo sabemos que La Mona Lisa o una película de Warhol es arte o estafa? La cuestión, ya se ve, es que un grupo de hombres le da una determinada concepción a hechos incontrastables, es decir, a los misterios que circundan el orígen del hombre y del universo; así el cristianismo, en la Edad media, quiso apoderarse de toda aquella simbología maravillosa. El intercambio de reconocimiento de los signos en una comunidad configura la simbología que ha de regirla.
La construcción de un discurso es el siguiente paso,verbaliza, expone y sustenta el significado de su valor, valor doble, el de su constitución como tal y de su doble mismo: el discurso, construcción hecha de palabras y más palabras. Derrida decía que Artaud era inclasificable por la no concreción de su teatro, sus escritos y su poesía sobre todo, es un escape desesperado, trágico y terrible de la palabra misma como significado. Es la tragedia del creador, a eso hemos llegado.
Los hombres que plantean la dirección a la que debemos ir esbozando una crítica utilitaria a determinados interesas delineando sus parámetros y valores entre maldad y bondad, egoismo y entrega, ruindad y desapego, aquellos hombres trabajan construyendo, una nueva obra, no sólo reseñando el ethos como eje de equilíbrio, sino como aporte mágico en la configuración de los elementos míticos que la estamentan, se finiquita aquí la construcción del sentido por esta casta sacerdotal.
¿Quién o quienes delegan esa responsabilidad cuasi sagrada en ellos?
Mencionemos a algunos, en las sociedades autoritarias, donde la religión es un poder ejecutor de conciencias, el ethos sostiene el Talmud que se debe honrar y a la cual se le debe ofrendar, se justifica el sentido del arte que no trasgreda las normas presentes en la educación y la moral, entonces tenemos allí a los causantes del atrofiamiento y el enanismo mental de un pueblo (Gonzales Prada lo ha dicho reiteradas veces en su obra, hasta el límite del escarnio, la comicidad y la sorna).

El llamado arte, con sus excepciones, pone el dedo en la llaga para que salte la pus, en la modernidad del siglo XX fueron los dadaistas que con su joda planteaban interrogantes con respecto al sentido del sentido. La percepción es un puente de acercamiento a ello, por el hecho de que ya no se puede abordar hoy una lógica y una consecuencia a partir de una argumentación de la obra de arte, utilizamos como una silla a los polvorientos libros y tratados de estética y teorías de gente como Hegel, Adorno y Kant. Existe una especie de recomposición de los elementos que constituyen la obra por parte del espectador, se apela a su percepción de homo Videns para que en el abordaje de los elementos y el tratamiento de su polisemia proponga una articulación de los mismos en pos de esa "comprensión", es por ello que se observa la complejidad conceptual de muchas propuestas que estan impregnadas de cuestionamientos a los poderes, muchas veces con referencias y canales diversos al punto central de enfoque temático.
Foucault ha mencionado ampliamente en su obra que el principal poder es el logos cartesiano y la evidencia de su presencia es un obstaculo en el desarrollo y la aceptación de otras sociedades que no se rigen por esta forma de codificación, el teatro entre ellas, este fenómeno es paralelo a las incertidumbres sociales, políticas y económicas.
El logos cartesiano es consustancial a las doctrinas de fe y por ende a los totalitarismos provengan de una matriz eclesiástica, castrense o democrática.
En esta suerte de batallas sesgadas de artistas individualizados por sus propuestas, estilos y estéticas, las vanguardias suelen tener actitudes contestatarias e insolentes, pero muchas de ellas no llegan a mostrar una consistencia firme frente al verdadero riesgo y las consecuencias en el proceso del artista.

Entre paradigmas que se suceden como postes en la carretera intentando apoderarse de pensamientos y comportamientos, podemos atisbar los cambios que se vienen dando , una suerte de marea sinuosa y fluctuante, anómica y sin vinculación precisa a algun color o credo determinado. El artista participa y propone la colocación de sus símbolos, el grado de funcionabilidad de lo que se busca es por la mecánica de los signos y significados, que pueden volverse como dardos al mismo creador en la decodificación que se de, haciéndose uso de una concepción teórica interesada en posicionamientos y fortalecimiento de los paradigmas. Resultan falacias aquellas menciones de que todos tienen razón o de que existe una verdad absoluta que debemos acatar. La gran tarea del llamado arte contemporáneo esta en continuar la guerra justa que plantearon románticos y surrealistas con respecto al logos cartesiano.
He allí la razón del fastidio y la incomodidad permanente de artistas como Botero, Szyslo o Vargas Llosa, aparte de una comprensible decepción por obras involucradas en el circuito de la frivolidad con apariencia warholiana, su menosprecio ante lo que no parece coincidir con sus gustos o de lo que se aparte de lo que consideran políticamente correcto en cuestión cultural, es hacer tabla rasa de lo que signifique arte más allá de sus placidas convicciones.
Radica allí la circunstancia de enfrentamiento permanente tomando partido cada cual para su trinchera, en lo que se ha venido a llamar "disgusto" entre modernistas y contemporáneos, en el que esta presente como uno de los temas en discusión la ética del artista y lo que querramos entender por aquello.
Entre la insípida frivolidad absoluta y la descarnada exposición de cuerpos y sus laceraciones, la violencia y el terror son continuamente evocados. la saturación y la reiteración de aquello que sugiere nuestro especifico tiempo, la época que vivimos, pero los subterfugios que plantea la obra del artista no guarda relación en muchos casos con la posición a nivel de autoridades de la conciencia y del sentido, de la ética y de la moral, de lo que intentan hacerse cargo Vargas Llosa, Szyslo y Botero (a propósito ¿Quienes los han elegido para aquello?). Es cierto que el enfrentamiento se da por el caracter ético de la obra, pero hay otro tema de discusión en relación a otras formas de encarar lo artìtico en el presente, y esta dirigido a los canales de distribución de la obra con relación al mercado; es en su configuración y en las reacciones del comportamiento de la obra y del artista donde podemos comprender las pugnas por determinados cauces y sus deudas a plataformas corporativas e institucionales, una especie de retorno al desorden en el Renacimiento...pero con muchísimo menos talento que en aquella época europea de los siglos XV y XVII, eso si, con nuevas formas de mecenazgo, de sutilezas, pendejadas y vilezas todas incluidas en el siglo XXI.
Por todo ello, determinar la verdadera obra de arte, resulta una especie de categorización, y habla de escoger siempre, unos cuantos de muchos, pero que mas allá de ese hecho, el rescate de lo esencial se encuentra en la estructura de los procesos en el tiempo y de los canales de exposición que se articulan para la muestra. Este segundo punto, corresponde a la solidez de los soportes estructurales de cada sociedad, pero, dirigida a su exposición. En resumidas cuentas, no se trata de Vargas Llosa perdiendo los modales y despeinándose, llamando "caca de elefante" a determinada pieza de arte, sino de una objetivización más amplia, que defina un panorama que aparentemente se presenta incierto, quizas para hacer mas atractivos los catálogos en el marketing, pero que debe asumir aplicación y conocimiento, ver caer los muros de la ignorancia a este respecto, sobre todo, por su raigambre en el enfoque de lo simbólico y conceptual.

Lima, 1 de Enero de 2010

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