RESPUESTAS A LA PROPUESTA DEL SER LATINOAMERICANO DESCENTRADO Y EL LLAMADO A LA EPOPEYA IDENTITARIA DE ELIZABETH NEIRA




Debo empezar diciendo que existe una larga tradición de cartas a los poderes, desde la que escribió Vizcardo y Guzmán a los indefinibles “españoles-americanos” (creo que era fácil reconocer a los criollos a los que se dirigía llamándolos así que simplemente mestizos, lo cual significaba desvalorizarse frente al cometido insurreccional de su escrito) pasando por Artaud quien de manera límpida y con la pureza de su locura y cercado por el electroshok se atrevió a llamar perro (pido perdón a los canes) al papa en su, precisamente “Carta a los poderes” Tu escrito posicional me hizo recordar aquello. Pero lo que está sucediendo y sucederá no es surrealismo aunque lo parezca, así que me animo a responderte y comparto este escrito, especialmente a nuestros hermanos TransAndínicos a pesar de que, tu misma lo dijiste no existe más el colectivo de performance que formamos aquí en Lima el 2010. Que lo lea bien Christian.

El enfoque que realizas Elizabeth permite contextualizar una forma de resistencia que, por lo menos desde inicios de los noventa tiene un sesgo claramente paralelo a la avanzada de la economía llamada neoliberal, aquella que disgregó las tribus juveniles en grupos y sub grupos, cada quien con sus creencias, sus valores, sus raigambres y filosofías que a su vez respondían de diversas maneras al embate violento de la cultura del mercado y su bombardeo imbecilizador, estupefaciente pseudopolítico y TVmarketero que ahora, hoy por hoy, un sector de intelectuales y angurrientos lameculos defiende y levanta cabeza para cuestionar los referentes endurecidos con los que crecimos en esa educación alternativa que resultó ser los parámetros de la izquierda socialdemócrata y que estos abanderados de la cultura del libre mercado se encargan hoy de querer arrancar de cuajo, tal y como fue derribada la estatua del Che Guevara de la puerta de la facultad de letras cuando los militares enviados por Fujimori acamparon en el campus de la Universidad de San Marcos allá por el año 1994, esa estatua significaba más allá del Che la discusión y la polémica constante de la izquierda y su caída marcó un antes de y después de, en gran parte los salmos de esa izquierda y sus catecismos felizmente son parte de ese pasado, que se cuestione a Vallejo le hace un gran bien al vate.

Pero el hecho es ubicar a esos sectores juveniles que por cierto, son las encargadas desde que el rock, la chicha, la cumbia y más recientemente el hip hop se apoderaron de la cultura, de discutir, rechazar, polemizar o asimilarse entre poseros y firmes, entre consecuentes de un proceso de transculturización desde que nos dimos cuenta (me incluyo ya que fui parte de la movida punkie de los 80) hasta los que salían a divertirse un arto los sábados por la noche, muchso se dieron cuenta de que le podíamos devolver parte de la mierda con que la ideología dominante nos pretendía cuadricular. Para ello tuvimos que voltear una de las premisas con las que la escuelita de izquierda pretendía al anticuadricularnos en realidad cuadricularnos y cuadrirecyclarnos a su modo, es decir…tomamos Coca Cola a pesar de que nos decían que por algún extraño hechizo nos volvería capitalistas e imperialistas.

Ha pasado ya bastante agua bajo el puente, y de esos infantilismos llegamos a los 90 y ello significó una tremenda polarización, producto no sólo del sálvese quien pueda económico, sino del quién soy yo a pesar de tanto desbarajuste de formas, colores y estrambotismos y extremas religiosidades de todos los sabores y olores, un caso de esto último son Gustavo Reátegui y Christian Franco. La cháchara de la identidad también estuvo presente en las discusiones políticas estudiantiles y de cuadros de partidos, pero como ello era como el huevo y la gallina, su parloteo (reconociendo su insalvable posición) era productivo en cuanto podían asimilarse a ellas multitudes confundidas sobre su procedencia y devenir; había que remitirse a (en el caso peruano) a Garcilaso, al movimiento indigenista de los primeros años del siglo pasado, para no sólo encontrar muestras del desgarramiento sino el recurso a la manipulación.

Creo que uno de los pocos que pudo proponer algo concreto con relación al problema de la identidad fue Mariátegui para quien un cambio real de la estructuras de poder podía generar un proceso decidido hacía la identidad nacional. Hoy reconocemos que eso no basta, lo que vivimos pues, centrándonos al proceso de las juventudes hacia su identificación social y cultural, su enraizamiento hacia su pasado y la conexión que se establezca entre esos jóvenes de la urbe y el campo, es algo que sucede independientemente, es un proceso vivo de movimiento social, político y cultural del cual hay que aprender, pero que también, por un lado, está sujeto a las luchas que dirigen las organizaciones que se relacionan con enfrentamientos y reivindicaciones sociales, políticas y culturales.

No todos los cucos son los cucos, no todos los enemigos internos son el enemigo interno, el hippie de mierda de la casa quizá no lo sea tanto, ni el punki culiao, ni el borracho con caca en el poto sean la peste, el terrorista y el subversivo. No hay generalizaciones posibles en el entramado complejo del panorama, ni tampoco individualizaciones. Reconocer el trabajo que realizan algunos colectivos como, por ejemplo, La Fabrika que pudimos ver en Temuco el año pasado, colectivo que se enfrenta a las condiciones adversas y en concreto expone su labor, esto es encomiable, pero no por ello debo prender velas por todos, hay muchos que se escudan en la farsa, la falta de ética y el chantarse a la mejor opción. Pero por sobre todo hay algo que creo falta una vez que se encuentra el fundamento y la posición (que creo fue la razón y objetivo de tu ponencia) del problema y esto es el accionar, la tarea a realizar cada quien desde su espacio. Y bien, sabemos cuál es la situación ¿y qué más?

Porque una vez que sabemos que es el gato el que jode ¿cómo le ponemos el cascabel al gato?

No considero al anarquismo principista y de declaración de hechos un recurso válido, creo que más bien le hace juego a los poderes del capitalismo nacional e internacional, cuidado de caer en ello. El paso hacia la organización supone la posibilidad de errar, de la decepción en la sociología y sinergias de grupos, de cómo funcionamos, supone enfrentarse al colosal lavado de cerebros con relación al individualismo a ultranza, a la desmovilización y a la incapacidad de relacionarse con vastos sectores que están a miles de años luz de este escrito y de tus posiciones Elizabeth y sin embargo cuanta falta haría ese acercamiento; es necesario por ello organizarse, la cuestión es cuando y donde ¿supone esto jerarquización de principios de acción, prioridades y categorización en la manera de determinar acciones? Pues si y esto es parte de la vieja polémica entre arte y política, algo del cual yo mismo no salgo bien parado, pero reconozco que se necesita adultez de pensamiento y obra. No creer en esto es infantilismo transformado en la adolescencia que muestra sobre todo un gran sector de la clase media pensante, la pequeña burguesía ilustradísima latinoamericana inserta en las complejidades y el vasto abanico de reivindicaciones, desde el aspecto medioambiental, de género y un largo etc. Peligroso porque la socialdemocracia y sus “venas abiertas” del capital fluctuante para continuar exponiendo su “posiciones beligerantes” antisistémicas y contraculturales termina siendo absorbido para sus fines, deglutido y excretado, vuelto a tragar y vomitado para volverá a ser tragado. Su rol con el asunto de la memoria de la guerra popular aquí y con los crímenes de Pinochet allá son su banquete. Algunos saben conscientemente que es así pero en cuanto les permite mantener sus fiestas con coca y su agenda social programada, aquello le cae como anillo al dedo.

Por el otro lado la juventud descreída y alpinchista (como le decimos acá) desilusionada, exóticamente culta y nihilista que representa de alguna manera Fernando Cassamar. La solución está en la voluntad de las luchas que cada quien tiene no sólo consigo mismo sino con su entorno y cual es el fruto de esas acciones..

En cuanto al recurso a la violencia, lo que tanto espanta a Christian porque se mira en un espejo de la violencia que él mismo representa, enarbola, de la cual ha mamado y que muestra a cada momento en sus escritos y pensamiento, es una cuestión que pertenece a la coyuntura de nuestro tiempo, en el transcurso histórico de los últimos siglos Latinoamérica ha estado marcado por la violencia contínua que nos atraviesa. Pretender mantenerse al margen de sucesos que conduzcan a ello es negar la violencia cotidiana que produce el capitalismo, es la realidad del pueblo mapuche, es la realidad de los sin tierra en Brasil, en varios países, de las protestas antimineras de Conga Y Bagua en Perú. Cuando está realidad implica matar a alguien surge, con justa razón, las implicaciones éticas correspondientes que pertenecen a determinados intereses y puntos de vista. No creo en la posición política (en cuanto corresponde a lo político) de poner la otra mejilla. Es fácil, aunque cueste su discusión, apelar al recurso de la NO violencia cuando no somos participes de otros tipos de violencia quizás peores que jalar un gatillo, pero es inconsecuencia en quien la sufre y escamotea la comprensión profunda de este hecho.

No creo tampoco que la oralidad de los pueblos indígenas y mestizos latinoamericanos sea un recurso que nos permita negar el entronque de ideas provenientes de occidente, comprendido esto desde el mestizaje y la educación política vía las fotocopias claro está, y no obviamente desde lo indígena que es sólo una utopía en la medida de que no podemos hacer creer a los descendientes de los pueblos originarios en que no se deben abrir en absoluto, este es el camino más fácil de evasión. Que duda cabe de que debemos aprender de la relación espiritual con la tierra y el valor como seres humanos cuya procedencia pertenece también a sus pueblos, pero no podemos caer en la ingenuidad de enarbolar un ideario basándonos desesperadamente de un salvavidas que nos posibilite una razón de ser. El camino mas difícil está, es cierto, en esa apertura consciente y mesurada, a esa tarea se debe llegar con organizaciones capaces de emprender esa tarea que aun recién comienza y no sólo con buenas intenciones. La contaminación es un riesgo, pero, apelando a ese equilibrio del cual hablas se puede caminar construyendo.

Culmino mencionando que he tomado tu ponencia como lo que afirmaste: material para un conversatorio que esperemos se aúne a otras voces en la coyuntura actual tan expectante y que avizora tiempos de acción y mayor discusión. Bien por la contínua labor que realizas y de la cual no me queda más que sacarme el sombrero. Ojalá se realice tu venida a Lima para agosto.



Abrazos Eli!

Lima 12 mayo 2012

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