Y SI LOS MUERTOS AMAN, DESPUÉS DE MUERTOS AMAMOS MÁS




Si yo muero primero, es tu promesa,
sobre de mi cadáver dejar caer
todo el llanto que brote de tu tristeza
y que todos se enteren de tu querer.
Julio Jaramillo – Nuestro Juramento


Tanto lo sucedido en Perú en relación con la decisión de los familiares de los asesinados en el develamiento de los motines de El Frontón y Lurigancho en 1986 que recientemente han logrado recuperar los restos ocho de los caídos y que buscaban darle sepultura según sus preceptos, como el camino en las negociaciones de paz que el gobierno colombiano y las FARCS buscan. las Fuerzas Armadas Revolucionarías de Colombia bajo la determinación política que lleva a buen término (según sus aspiraciones como organización) su líder Rodrigo Londoño alias “Timochenko” con el gobierno de Juan Manuel Santos luego de una guerra prolongada y sostenida desde hace más de 50 años. Los dos hechos guardan el móvil de la misma procedencia: El clamor de los muertos. 

Desde la práctica teatral es imposible dejar de remitirse a la tragedia de Antígona escrita por Sófocles. Antígona tiene la sagrada y peligrosa misión de darle honras al insepulto cuerpo de su hermano Polinices, su determinación es absoluta y se enfrenta al poder absoluto de Creonte quien ha determinado que el cadáver sea pasto de perros y buitres.

Vamos con lo sucedido desde el lado peruano. Los familiares, amigos y compañeros de los ejecutados en lo que llaman luminosas trincheras de combate dan sepultura a sus muertos en un camposanto del populoso distrito de Comas al norte de Lima. Es un derecho inapelable que una mínima consideración de humanidad asiste el poder dar entierro según los ritos que un núcleo social manifieste; pero sucede que los rituales del FUDDEP y del MOVADEF levantan polvareda. Saben perfectamente bien los estamentos del Estado que las manifestaciones y el sentido que le dan al protocolo no suponen apología al terrorismo ya que no se está propiciando un llamado a algún tipo de levantamiento armado ni tampoco supone que haya un mensaje entre líneas que suponga inducir a ello. En todo caso, aquellas manifestaciones deberían tener cabida en una sociedad donde el ejercicio al derecho a la libertad de expresión demuestre que vivimos en un real y auténtica democracia. Esto sin embargo no es fácil que ocurra.

El desenvolvimiento del proceder de los familiares con los restos de sus seres queridos provoca urticaria en sectores que levantan el dedo acusador y sus voceros políticos aunados a los medios de comunicación que han hecho del azuzamiento, la vindicación y la condena permanente y paranoide una forma de perpetuar el recuerdo de la guerra interna vivida en el pasado reciente. Han sido más de 30 años de un manejo determinado y de difusión reiterada de imágenes que, según su justificación inmediata, posibilita estar alertas para que aquella insania no vuelva a suceder. 


Vayamos al hecho de la construcción del mausoleo ¿contó o no con el aval de la jurisdicción responsable del cementerio en Comas? El Alcalde del distrito Miguel Saldaña señala que los familiares buscaron la exoneración del pago de un impuesto y que el Municipio les concedió la gracia. Luego aclara Saldaña “Ellos no tenían dinero para pagar el impuesto pero si para el mausoleo” lo cual le parece una viveza; sin embargo, el hecho de que se construya uno o más mausoleos no interesa en cuanto objetivamente de ello no dependía la exoneración del tributo. La cuestión es si contaban con el permiso para aquella edificación. Si fuese que contaban con el aval será difícil destruirlo, pero si no contaban con aquello y procede la demolición, se tendrán que evacuar primero los restos y esta situación será también difícil con un proceder que linda ya con el sentido de irrespeto e inhumanidad.

El día de ayer, martes 27 de septiembre en el periódico PERU21 en la columna de Rossana Cueva, periodista de Panamericana Televisión, empresa que viene en diferentes reportajes siguiendo el caso siempre desde una particular visión, mencionaba la pregunta ¿que hacer cuando se den las pompas fúnebres de Abimael Guzmán y Elena Iparraguirre? llegando a mencionar (sugerentemente y con poco tino) que Osama Bin Laden luego de ejecutado fue arrojado al mar “para que sus seguidores no tuviesen que enterrar su cuerpo y convirtiesen el lugar en una santuario de peregrinación”. Como se puede observar y que es una consecuencia de la labor psicosocial de los medios a través de las décadas recientes, el miedo, el pavor soterrado y el pánico son ingredientes que deben mantenerse hirviendo en el caldero de todo aquello que pueda devolvernos a la pesadilla, la pira debe mantenerse ardiendo. Hace unas semanas la foto trucada del congresista fujimorista Becerril donde se observaba a la lideresa del Frente amplio Verónika Mendoza con el fondo de una bandera del Partido Comunista intentando desprestigiarla sirvió para que de las misma fuentes social demócratas y supuestamente socialistas levantaran el ´fantasma” del miedo y el pánico. El cebo engarzado al anzuelo sigue siendo efectivo.

Para concluir, tanto en Colombia con los grupos insurgentes como en el Perú, el cometido es la participación política de sus organizaciones, insertarse y desde allí librar sus nuevas batallas. Esto encuentra la oposición tenaz de sectores conservadores que desde el ámbito de lo ético claman justicia y niegan la posibilidad de cerrar páginas del pasado. En Colombia el lider visible es el ex presidente Alvaro Uribe; mientras en el Perú es un conglomerado informe de sectores políticos y mediáticos aunque también religiosos. Es una verdad evidente que los procesos históricos de las FARCS y de Sendero Luminoso no siguieron los mismos caminos, lo concreto trazando un panorama global es la firma del acuerdo de paz en Cartagena de Indias el lunes 26 con el referéndum que debe refrendar con la participación popular a realizarse el domingo 1 de octubre. En Lima, mientras tanto, se da la incierta paz de los mausoleos que despierta a los muertos. Tanto Colombia y Perú tiene en el pasado reciente la carga histórica de sus muertos que siguen vivos en la memoria y en los hechos por venir. ¿Cuán difícil es llegar a encontrarse sentados en una mesa y discutir para encarar un futuro que cierre páginas de guerra, dolor y destrucción?

Parafraseando al cantor ecuatoriano Julio Jaramillo podríamos decir.. si los muertos aman, después de muertos amamos más.

Lima, 28 de septiembre de 2016

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