FUJIMORIZATE – La estrategia del mercado político peruano hacia el 2021
Por: Miguel Blásica
PREFACIO DESDE LAS TINIEBLAS
Desde hace mas de 25 años escribo para comprender, al menos eso intento. Sucede lo mismo quizás con el teatro y la performance, debo representar, encarnar el símbolo para reconocer más allá de lo vidente (homus videns) un comportamiento, un suceso, la complejidad de una trama o argumento. Ese tránsito es necesario para comprender, o intentar unir pistas que me conduzca por entre la oscuridad que oculta la verdad de nuestra historia. Muy poco, casi nada he publicado de estas reflexiones. Recuerdo con especial énfasis aquella larga reflexión que siguieron a los hechos de la toma de la Embajada de Japón por un comando del MRTA en diciembre de 1996. Estaba en la ciudad de La Paz y desde la radio aquel día siguiente de la incursión, y en la calle aquella tarde fría y de intensa granizada, fuí siguiendo detalle tras detalle a manera de crónica aquel suceso espectacular, escribiendo y analizando la coyuntura. Aun guardo esos papeles como un tesoro y como muchos escritos testimoniales de aquellos años y anteriores, espero en algún momento publicarlos.
La pregunta base para abordar el presente estudio partía de algo concreto, pero resultaba inevitable se dirija luego al soporte que lo ha contenido. ¿Qué es el fujimorismo y porqué nuestro país llegó a gestarlo? otra pregunta clave se sitúa en la complejidad de reconocer su retorno luego de su casi extinción ¿Porqué el fujimorismo regresó? Tal vez nunca se fué.
Por ello me decidí a darle un formato didáctico en el sentido de un marco referencial histórico. Una visión panorámica que me permitiría encontrar semejanzas en momentos claves de autoritarismo y golpes que se han dado en Perú en el devenir de un siglo. Pensé que este formato sería asequible para quien ignorase datos referenciales necesarios para ubicar a este fenómeno en momentos que guardan semejanza con abruptas irrupciones cargadas de fervor popular.
La dificultad principal para poder culminarlo (empecé en marzo del presente año) se hallaba en que sobre el tema del fujimorismo cada día ocurría algo nuevo, viéndome tentado a incluir sucesos que podían ser interesantes en la conducción de las coordenadas de su estrategia actual. Lo que primaba no era tanto dilucidar cual es esa estrategia hacia la toma de un poder por el cual exhiben un apetito voraz, sino en enmarcar los antecedentes por lo cual este fenómeno ha crecido y afianzado, tomando en cuenta el marco histórico.
Por ello considero importante mencionar que esta semana de mitad de mes de junio, se dio el desafuero de Kenji y sus avengers Ramirez y Bocangel, se aprobó la ley Mulder que prohíbe la publicidad del Estado en medios privados. Mauricio Mulder es congresista por el APRA y alto dirigente de su dirección política. Su partido ha mantenido una alianza y apoyo con el fujimorismo desde su fundación en 1989. Sucesos en el VRAEM en el sur con la muerte de policías y militares heridos, la quema de la Municipalidad de Olmos en Lambayeque, hacen pensar en la reconfiguración de un panorama pre electoral en octubre donde se erigirán nuevas autoridades regionales y municipales, pues tornan conflictivo el panorama de autoridades regionales en las zonas mencionadas. Es bueno recordar que son los gobiernos regionales y sus comunidades adherentes quienes han sostenido la estructura orgánica del partido Fuerza Popular, base del fujimorismo.
Unir piezas, atar cabos, tarea necesaria para comprender
desde la complejidad del presente la presencia del fujimorismo en el panorama político peruano.
Este análisis brota desde la derrota y la debacle, una derrota
contundente y certera, absoluta y demoledora, una debacle intergeneracional, que
ha conectado a las fuerzas progresistas del país que mantuvieron como soporte
ideológico durante buena parte del siglo pasado el mito mesiánico de la espera de
un paraíso en la tierra, a un ánimo permanente de desesperanza. Cuan poco tenía que
ver esto con el marxismo, con el materialismo histórico y filosófico y por
supuesto, con la ciencia.
El proyecto de fuerzas progresistas en el Perú aparentemente aplicables
a nuestra realidad, malamente entresacadas de los análisis de pensadores como José
Carlos Mariátegui se sostuvo en la herencia de las fábulas y mitos para llevar
a cabo la soñada transformación o revolución como se la denominó. La izquierda
peruana, de trayectoria conflictiva, contradictoria, caminó de la insurrección
a posturas conciliadoras de raigambre lascasiana[1]
de cuño social demócrata y parlamentaria, pretendiendo desde esa posición
incoherente con sus propuestas iniciales, luchar por la justa reivindicación de
esas capas pobres y postergadas por siglos en un país donde el campesinado migró
a la ciudad capital pero no terminó de cuaja en un proletariado real.
En consecuencia, una izquierda confusa y errática que mantuvo el ethos germinado en los claustros de sus convictorios en lo ideológico y que como timón de participación y movilización, no es posible negar, logró una importante desenvolvimiento popular con mayor nitidez entre las décadas de los60 a 80 del siglo XX y creyó haber logrado abrir puertas a lo que parecía ser un camino hacia la anhelaba transformación social, pero colisionó con circunstancias que a fines de esa década marcaron su paulatino desmoronamiento.
La izquierda social demócrata se derrumbó. Hoy hemos dado vuelta a la página y la historia real del siglo XXI en Perú recién empieza. Sobre sus cenizas irrumpe el fujimorismo actual como consecuencia abrupta y retorcida de lo que pudo haber sido diferente.
En consecuencia, una izquierda confusa y errática que mantuvo el ethos germinado en los claustros de sus convictorios en lo ideológico y que como timón de participación y movilización, no es posible negar, logró una importante desenvolvimiento popular con mayor nitidez entre las décadas de los
La izquierda social demócrata se derrumbó. Hoy hemos dado vuelta a la página y la historia real del siglo XXI en Perú recién empieza. Sobre sus cenizas irrumpe el fujimorismo actual como consecuencia abrupta y retorcida de lo que pudo haber sido diferente.
El despojamiento de ese favor popular a la izquierda peruana
es coyuntural y complementario al ascenso del fujimorismo, son parte unívoca del mismo efecto de boomerang. Explicarnos como
sucedió aquello es la razón de este ensayo.
Vale mencionar que para ubicarme en un suelo turbulento, no
pretendo un estudio con citas y referencias bibliográficas, estoy tratando
de poner los pies en tierra y adelanto ideas que pueden ser polémicas,
discutibles, cuestionables quizás, pero parten de la vivencia de medio siglo y
de una proyección personal basada en la experiencia de haber sido testigo
generacional de esos cambios desde aproximadamente 1970 cuando tenía 5 años.
Importante es mencionar dos hechos trascendentales para explicar una circunstancia política y afirmar un juicio actual sobre el fujimorismo: Los frentes externo e interno. Ubiquémonos en el primero, en la actual era Trump, presidencia y administración actual de los Estados Unidos de Norte América y su retorno a una América antes de la “contaminación” de inmigrantes en un país hecho precisamente del sueño americano dejando tierras lejanas. Su apoyo a construir un muro que divida la frontera de USA con México en plena era de la caída de fronteras, en la era de la globalización. Su decisión de apartarse del apoyo al Grupo de París que aboga por evitar los desastres del cambio climático, su alianza estrechísima con Israel, su reciente abandono del acuerdo nuclear con Irán pateando el tablero y dejando en el marasmo a países como Alemania y Francia, la imposición del abuso en relación a la situación de migrantes de procedencia árabe y latinoamericana, su deseo de una cumbre con el líder nor coreano Kim Jong - Un que se concretó hace apenas unos días queriendo emular la cita cumbre de 1972 entre Nixon y Mao, del cual algunos medios hacen eco, sin el menor empacho de la candidatura de ambos al premio Nobel de la paz. Su apuesta política por el retorno a una especie de nacionalismo económico y a la subida del petróleo; es decir a un retorno a aspectos de la economía de Bienestar y la Guerra Fría al contexto de percances por contaminación relacionada a los hidrocarburos e inflación global por la subida del petróleo.
Importante es mencionar dos hechos trascendentales para explicar una circunstancia política y afirmar un juicio actual sobre el fujimorismo: Los frentes externo e interno. Ubiquémonos en el primero, en la actual era Trump, presidencia y administración actual de los Estados Unidos de Norte América y su retorno a una América antes de la “contaminación” de inmigrantes en un país hecho precisamente del sueño americano dejando tierras lejanas. Su apoyo a construir un muro que divida la frontera de USA con México en plena era de la caída de fronteras, en la era de la globalización. Su decisión de apartarse del apoyo al Grupo de París que aboga por evitar los desastres del cambio climático, su alianza estrechísima con Israel, su reciente abandono del acuerdo nuclear con Irán pateando el tablero y dejando en el marasmo a países como Alemania y Francia, la imposición del abuso en relación a la situación de migrantes de procedencia árabe y latinoamericana, su deseo de una cumbre con el líder nor coreano Kim Jong - Un que se concretó hace apenas unos días queriendo emular la cita cumbre de 1972 entre Nixon y Mao, del cual algunos medios hacen eco, sin el menor empacho de la candidatura de ambos al premio Nobel de la paz. Su apuesta política por el retorno a una especie de nacionalismo económico y a la subida del petróleo; es decir a un retorno a aspectos de la economía de Bienestar y la Guerra Fría al contexto de percances por contaminación relacionada a los hidrocarburos e inflación global por la subida del petróleo.
A pocas semanas de
descubrirse la violación de la privacidad por parte de una empresa contratada
por Facebook de las cuentas privadas de usuarios, unos 50 millones de perfiles
que fueron a parar a manos de los responsables estratégicos de la campaña de
Donald Trump en las que se han visto involucrados el servicio de Inteligencia
ruso, nos muestra la forma en que se maneja y conduce la información canalizada
en las redes sociales; sucesos dentro de la continuidad de hechos cotidianos en
la poco convencional dirección política del magnate en la presidencia del país
económicamente mas poderoso del orbe.
Ya en Perú y en un contexto reciente: La noticia propalada en la nochebuena de 2017 sobre el indulto humanitario dado por el ahora ex presidente peruano Pedro Pablo Kuscynzki al también ex presidente Alberto Fujimori, marcó una pauta que condujo a la vacancia del primero. Ello fue posible por la articulación homogénea y férrea de la maquinaria congresal de Fuerza Popular, el partido mascarón del fujmorismo dirigido por su lideresa keiko Fujimori. Su estrategia de guerra de operadores políticos en el Congreso había logrado su objetivo.
Ahora, propongamos un paralelo que relacione el contexto
internacional con dos hechos específicos en nuestro país donde los frentes
interno y externo se entrelazan: En los inicios de la década del 30 del siglo
pasado con la dictadura de Sánchez Cerro y el portentoso ascenso del nazismo en
Alemania y el fascismo en Italia, surgía con fuerza el accionar del APRA éste
partido fue perseguido por aquella dictadura. Recordemos que Sánchez Cerro
afianzo su poder y sus expectativas en base a un partido de clara posición
fascista como fue Unión Revolucionaria.
Segundo momento: En 1990 Cambio 90, el movimiento independiente político lleva a la presidencia de Perú a un independiente Alberto Fujimori cuya figura surge como rechazo a los partidos tradicionales. A nivel internacional se da el desplome del Muro de Berlín y fin de las ideologías de los grandes partidos y su control burocrático, el fin de la URSS y de la Guerra Fría.
Cabe la pregunta ¿En qué momento surge realmente el
fujimorismo? Si nos colocamos en 1990 y damos un salto de 20 años llegamos a 2010 y el
fujimorismo reconoce la necesidad de constituir y asentar un partido que sostenga
la experiencia de gobierno de su primer y segundo gobierno. Pero aquella decisión es contradictorio en la
medida en que los vientos que soplan aparentemente no son propicios para
afianzar bases, no en vientres de alquiler o membretes descartables sino, en un
real cometido partidario; la prueba palpable es la debacle militante en el APRA
y la miseria de la Izquierda ya mencionada. Pero vayamos a los antecedentes del
fujimorismo para tratar de explicar su presencia actual como partido.
La Historia, un peligroso Cóctel
El fujimorismo surge como idea alternativa a la forma en que la partidocracia limeña establecía el juego de sucesión democrática. Si debemos reconocer que el caudillismo ha sido una tendencia en la que los cuartelazos prácticamente fueron la norma recurrente desde que la república se instauró, el fujimorismo, desde la irrupción en 1990 del “humilde ingeniero” hijo de migrantes japoneses montado en un tractor, fue construyendo la imagen del outsider en el arraigo popular que trajo consigo.
Fujimori adhirió a su
imagen el soporte de un movimiento anti establishment con Cambio 90. Su engarce y sintonía con un país
que buscaba una figura que rompiera el molde, se da porque luego del segundo
gobierno de Belaunde Terry, ya el país en la circunstancia de una población
migrante que aumentaba en la capital y
poblaba la periferia (acompañada de miseria y supervivencia tanto en el
gobierno acciopopulista como en el aprista posterior), iba a propiciar el
cambio principalmente en la forma de encarar los liderazgos populares. El
fujimorismo recogió la experiencia en los barrios y dirigencias que muchos de
sus futuros militantes como Martha Moyano, (hermana de la asesinada dirigente
María Elena Moyano de Villa El Salvador), provenían del PUM partido de Javier
Diez Canseco, uno de los puntales de la izquierda peruana. Allí habían
aprendido lo que era un trabajo de militancia.
Las migraciones por oleadas a Lima provenientes de sectores y
zonas andinas preponderantemente, se intensifican por otro aspecto importantísimo
al hablar de migración: la lucha armada que llevan a cabo el PCP SL y el MRTA
contra el Estado peruano a partir de 1980 y donde la zona de Ayacucho y sierra
sur son el territorio gravitante de este conflicto. El golpe del 5 de abril de
1992[2]
con el cierre del Congreso coadyuvó a una estrategia que al lograr la derrota
del PCP SL sería la justificación para limpiar el terreno hacia cambios estructurales, de una economía
de planificación estatista que venía de la época de las dictaduras militares a
una economía liberal de mercado. Pero para ello tuvieron que tomarse medidas,
la desarticulación de las dirigencias sindicales[3]
así como la re configuración del sistema financiero que tuvo en la presencia
del Banco de Crédito del Perú de la mano del empresario Dionisio Romero un
actor principal.
Estas reseñas nos sirven para dar el marco en el cual el
fujimorismo entraría a tallar como una fuerza arrolladora que haciendo uso de
un populismo basado en mensajes simples y concretos, la adhesión de una prensa
ramplona de líbelo, difamación y pasquín, logró dejar el terreno listo en lo económico y
en el marco laboral y legal para los cambios subsiguientes que se sucedieron
luego de la caída del fujimorismo con
los hechos delictivos ocurridos en 1999, con la asunción de urgencia
constitucional de Valentín Paniagua, y el proceso histórico que siguió el país
con Toledo, García, Humala y el breve
paso de PPK en el corto período 2016 a 2018. Período en que los cambios en la
normativa laboral y giro de timón en lo económico nos dirigieron hacia el
contexto que hoy vivimos.
Culto al mercado liberal
La transición a una economía de mercado se da inicialmente en el contexto de pacificación luego de 1992. En ello encontramos ciertas similitudes con el proceso económico que afrontó Chile luego de la caída de Allende y el ascenso de Augusto Pinochet en 1973. Las determinaciones políticas de derecha se dieron como consecuencia de limpiar el terreno e imponer acciones y decisiones autoritarias. Entre las primeras medidas del gobierno fujimorista se encuentra el pago de las fuertes deudas que Perú tuvo que asumir con el FMI y en préstamos que brindó el BM para un necesario reflote.
Adelantémonos en el tiempo, podemos trazar un arco que va de
2001 ya con el gobierno de Alejandro Toledo hasta 2010 con Alan García en su
segundo gobierno, el ordenamiento fiscal, la bonanza y el fin del alza de
precios de los commodities[4].
La generación que recién surgía y que no fueron conscientes de la situación del
país en años anteriores, vería al país tratando de identificarse con nociones
como exitoso, emprendedor o Marca Perú, y validaría una forma de capitalismo
popular surgido en el caldo de cultivo mencionado.
Paralelo a ello y por esos años, irrumpe una cultura que
afianza la que ya había surgido de forma tímida y limitada en los 70 y 80,
cambiando las normas, el paradigma socializante y dirigiéndose hacia el riesgo,
la personalización, la competencia y la idea del éxito y prosperidad. En la
educación se da el paso de lecturas de corte clasista y movilizadores a textos
de autoayuda financiera cuyos lenguajes y actos de entusiasmo y fe propician el
cambio de referentes ideológicos hacia un individualismo a ultranza. El ámbito de “estudio” no es ya
el espacio académico per se, sino el libelo al paso, el libro multicopiado
vendido en el suelo y la seriación fotocopiada; y es que la idea del mercado
liberal en sí combate y critica la inoperancia material y concreta del ámbito académico.
La educación da un vuelco desde el mismo hecho de la
liberalización de Institutos tecnológicos y pedagógicos que el gobierno de
Alberto Fujimori propicia, determinando que se aperturen centros de estudio
como quien traía productos en compra venta por la frontera. El valor del riesgo
y los valores de confrontación se los relaciona con el migrante pundonoroso que
lucha contra la adversidad. Una especie de self
made man versión peruana. Tendríamos que concluir aquí con otro factor
importante. El sesgo religioso en el crecimiento de las iglesias evangélicas y
en los valores del apaciguamiento de las culpas por el hecho de ganar dinero.
La ética de la prosperidad económica y el empuje empresarial ante todo, se abre
paso.
Volvamos ahora a la parte política y enfoquemos el devenir de
la izquierda, caldo de cultivo para el posterior asentamiento del populismo de
derecha que dio alas al fujimorismo.
El Polvo de la derrota: De progres a caviares
El Polvo de la derrota: De progres a caviares
Ubiquémonos ahora en el periodo del auto denominado Gobierno peruano de las Fuerzas Armadas a fines de los sesenta y comienzo de los setenta. La izquierda peruana tuvo una participación decidida en la organización y desenvolvimiento de organismos generados que se propiciaron con el gobierno militar de Velasco Alvarado (1968 – 1975) buscando cohesionar ideológicamente a sectores de trabajadores y campesinos en lo que se denominó democracia social de participación plena. Algunos de ellos sin embargo tuvieron presencia desde el gobierno de Prado, sirvieron de base a la implementación de obras y construcción que llevo a cabo el ochenio de Odría, ello teniendo como fondo el Plan Marshall y la política de ayuda económica del gobierno norteamericano de Harry Truman en el inicio de la Guerra Fría, tratando de quitar arraigo a la influencia que se comenzaba a ver en América Latina del triunfo de la Revolución china de Mao, el fracaso de la guerra de Corea y los primeros aires de lo que luego consolidaría la Revolución cubana.
La Reforma Agraria que llevó a cabo el partido Movimiento
Nacionalista Revolucionario MNR en Bolivia en 1952 significo un paso desde
el Estado para canalizar un resultado ya
predecible en la decadencia del latifundismo, más allá de significar una
genuina reivindicación del campesinado lo que se buscaba era canalizar la
apropiación de tierras en los mencionados organismos generados. Otra forma de
control. En el Perú, luego del Golpe militar de Juan Velasco Alvarado se puso
en marcha la apropiación de tierras en 1970 y el proceso a las Sociedades
Agrarias de Interés social SAIS y Cooperativas Agrarias de Producción CAPs.
Sirva este marco previo para apuntalar que fue un sector ideológico de izquierda quienes articularon y proyectaron ideas y conocimientos a este proceso de cambios. Algunos de sus representantes como Carlos Delgado Olivera, que provenía del ala escindida del APRA, o cuadros provenientes de la social democracia, fueron quienes asesoraron la puesta en marcha de esta y otras reformas como la educativa. A través de SINAMOS se planteó una movilización social que coadyuvara a un cambio de esquema hacia ideas de corte socialista con pretensiones nacionalistas y de fuerte presencia determinativa de Estado y su aparataje.
Es preciso reiterar que desde 1990 el proceso de
transformación económica y cultural puede rastrearse, (marcando un importante
bloque de tiempo que habría que relacionar), desde el golpe militar del General
Juan Velasco Alvarado en 1968. A fines de la década del sesenta los organismos
generados o de base que surgieron como aparatos de propaganda y difusión para
el gobierno militar, fueron diseñados por intelectuales, sociólogos que luego
conformarían esa experiencia logística y de aplicación social en un aparato de
movilización social denominado SINAMOS. Varios intelectuales que tuvieron
participación en el gobierno de Velasco reaparecerían sintonizando con el
fujimorismo, caso de Martha Hildebrandt, Pablo Macera, o mas recientemente Hugo
Neira[5].
Luego de Velasco, la posterior crisis de su gobierno, y su salida abrupta vino la segunda fase militar con Francisco Morales Bermúdez. Los diversos grupos y facciones de izquierda junto a gremios fuertes en aquella época como la CGTP y la CTP movilizaron a huelgas contundentes. Ante ello la denominada II Fase en 1977 convoca a Elecciones para la Asamblea Constituyente y a la instalación del Parlamento. En torno a ella se agruparon los diferentes grupos de izquierda, sin embargo, aquello trajo mas fricciones y diferencias desde la concepción de que optar por la legalidad política era traicionar el hecho de que la conquista del poder clasista no se conseguía por vía pacífica. Aquello era deslealtad pura con los principios ideológicos, desde las vertientes pro soviéticos afincados en el marxismo leninismo y su compresión del imperialismo y también desde la óptica del camino de Pekín con el maoísmo. En 1980 visto el descenso de la aprobación electoral por su divisionismo, los sectores diversos de izquierda emprenden la unificación y se crea en ese año Izquierda Unida (IU) sin embargo, ya Acción Popular había encaramado a Fernando Belaunde Terry en su segundo gobierno y el APRA lograba ser la segunda fuerza política mas importante.
La opción mas cercana y la que en realidad fue la performance
electoral mas relevante de la izquierda peruana fue en 1983 con Barrantes
Lingán, aquel año el modesto abogado cajamarquino había ganado la alcaldía de la municipalidad de Lima y su
agrupación en cuatro distritos de Lima. En 1985 disputaría con un joven Alan García la presidencia,
luego, el primero renunciara a la segunda vuelta en las elecciones y deja el
camino libre al primer gobierno aprista.
Nunca más la izquierda tendría la oportunidad de llegar al
poder porque mas allá de que pueda medirse
el logro de ese objetivo mediante adhesión por vías electorales estaba
la movilización de masas y aquello se había perdido, el país se había
transformado y no estaba ya en el cometido de sus expectativas seguir el rumbo
de un sector político que no fue capaz de ser una plataforma viable para la
complejidad de los cambios ocurridos, esto se vería con creces la década
siguiente. Sin embargo sus programas de asistencia social y algunos organismos
que perduraron sobre todo en la administración edil de Barrantes Lingán
quedaron allí y otros los aprovecharían.
En 1987, luego de que la decisión del gobierno aprista de
estatizar la banca y destinar el 8% del PBI al pago de la deuda externa
propició el surgimiento del Movimiento Libertad[6]
de clara tendencia de derecha y quizás la primera manifestación de tendencia
liberal de corte contemporáneo. Libertad
a sugerencia de Fernando Belaunde Terry
y de Luis Bedoya Reyes, líderes de los partidos Acción popular y el Partido
Popular Cristiano respectivamente, brindaron el soporte al FREDEMO y tuvo como
candidato a Mario Vargas Llosa. La izquierda y el APRA buscaron cerrar el paso
a su candidatura y cuando las encuestas empezaron a levantar a un desconocido
ingeniero cuyo spot televisivo lo mostraba subido a un tractor, le apoyaron
decididamente[7] Se
auparon oportunamente a la campaña del ingeniero Fujimori.
Destaquemos pues que en la creación del fenómeno fujimorista la izquierda jugó un rol importante sin prever lo que se estaba gestando y lo conllevaría el enorme arraigo popular que conseguiría luego de su triunfo en 1990. En diciembre de 1989 se había dado la Marcha por la Paz que reagrupó a la izquierda en un decidido frente con la insurgencia del PCP SL que había llegado con sus acciones decididamente en la capital. Su posterior apoyo a la táctica político militar de brindar armamento y logística a las rondas campesinas fue otro hecho en el que la izquierda estuvo de la mano con las decisiones de Inteligencia del gobierno de Fujimori, de la mano con el Estado que alguna vez juraron derrumbar.
Destaquemos pues que en la creación del fenómeno fujimorista la izquierda jugó un rol importante sin prever lo que se estaba gestando y lo conllevaría el enorme arraigo popular que conseguiría luego de su triunfo en 1990. En diciembre de 1989 se había dado la Marcha por la Paz que reagrupó a la izquierda en un decidido frente con la insurgencia del PCP SL que había llegado con sus acciones decididamente en la capital. Su posterior apoyo a la táctica político militar de brindar armamento y logística a las rondas campesinas fue otro hecho en el que la izquierda estuvo de la mano con las decisiones de Inteligencia del gobierno de Fujimori, de la mano con el Estado que alguna vez juraron derrumbar.
Es en este período histórico de la década de los 90 donde se
vería declinar la presencia orgánica que tuvieron los grupos y partidos de
izquierda; vendrían las medidas de saneamiento de la economía hacia una lógica
de mercado y el paulatino pago de la deuda externa así como la privatización de
empresas estatales que fueron rematadas. En lo político, luego de la derrota de
los grupos alzados en armas, la estigmatización de ideas marxistas y
socialistas, la ocupación de las universidades por contingentes militares
harían su parte para alejar a la izquierda peruana del favor estudiantil. La
dirección y táctica que tuvo en programas de asistencia social el fujimorismo
fueron también eje en esa campaña.
En 1993 se redactó la Constitución que aun nos rige hasta hoy y se instaló la unicameralidad en el Congreso Constituyente Democrático que asentó las bases autocráticas y dictatoriales del gobierno fujimorista y sus secuaces congresistas teledirigidos por el asesor presidencial Vladimiro Montesinos logrando la reelección con amplísima votación popular en 1995.
En 1993 se redactó la Constitución que aun nos rige hasta hoy y se instaló la unicameralidad en el Congreso Constituyente Democrático que asentó las bases autocráticas y dictatoriales del gobierno fujimorista y sus secuaces congresistas teledirigidos por el asesor presidencial Vladimiro Montesinos logrando la reelección con amplísima votación popular en 1995.
Lo que vino luego de la dictadura entre 1999 y 2000 y de su
estrepitosa caída con la renuncia por fax de Fujimori desde Tokio y la captura
del poderoso asesor Montesinos, había conllevado a la unificación de diversos
frentes de grupos civiles y de clara simpatía de izquierda en la llamada marcha
de los 4 suyos, enmarcada en el apoyo a Alejandro Toledo y a la instalación de
la Comisión de la Verdad y Reconciliación cuya presentación de su informe final
en 2003 tuvo como lema “Para que no se repita”.
Es oportuno detenernos
en la conformación de este grupo de investigación, los comisionados, militantes
de izquierda la mayoría de ellos desde aproximadamente tres décadas atrás,
establecieron bajo una metodología (que no permitió la participación de todos
los actores implicados en el denominado conflicto armado interno) su propósito
de difundir las conclusiones, en la que responsabilizaba a las fuerzas
insurgentes y a las Fuerza Armadas como responsables de la destrucción y
genocidio de comunidades civiles a nivel
de espacios de discusión e información histórica de aquel sangriento
período en niveles educativos como universidades y el currículo de Educación
Básica, pero ello no rindió el fruto
esperado.
En una sostenida guerra ideológica corrientes de medios de
comunicación y académicos afines al fujimorismo han cuestionado reiteradas
veces sus resultados emplazando que lo sucedido y sus consecuencias fue parte
de una guerra contra subversiva donde la población civil estuvo al medio y en
consecuencia hubo daños colaterales. Si bien aquello no logra justificar las
desapariciones, entierros clandestinos, violaciones y masacres que con
premeditación llevaron a cabo fuerzas militares y para militares, la CVR es un
documento político que empodera la idea de que la izquierda peruana (que si bien
es cierto sufrió la matanza de muchos de sus dirigentes por atentados del PCP
SL) no tuvo en momentos claves apoyo a determinaciones que tomó el Estado en su
lucha contra subversiva.
Por ultimo, en este análisis sobre la izquierda peruana y su relación de palanca con relación al ascenso del fujimorismo en el país, es necesario mencionar el rol del Antikeikismo básicamente desde 2011 cuando cuaja la idea de Keiko Fujimori de formar un partido y oponen un frente a sus aspiraciones electorales.
Este movimiento ha agrupado a colectivos de organizaciones de derechos humanos, estudiantes y colectivos progresistas a base de reflexión acerca del pasado reciente de la historia plagada de corrupción, crímenes y cretinismo en la escena política relacionada con la mafia fujimorista. Ha movilizado jóvenes provenientes principalmente de clase media y de universidades que enarbolan como consigna cerrarle paso a repetir la dictadura.
Se trató en simples líneas de cerrarle el paso a Keiko Fujimori quien tiene una presencia decidida desde que en 2006 logró ser la congresista con mayor número de votación en las urnas. Han apoyado en el 2011 el objetivo presidencial de Ollanta Humala y el Partido Nacionalista[8] y en el 2016 de Pedro Pablo Kuszcinsky.
Podemos concluir esta semblanza de la izquierda resaltando su
perdida de rumbo, su falta de liderazgo político para confluir en objetivos
unitarios, la carencia de adhesión popular, la incapacidad de gestar
movilizaciones de antaño, las implicaciones del fujimorismo quien tiende a
relacionar todo accionar de izquierda como “terrorista”[9]
relacionándola incluso con sectores como MOVADEF[10]
y aprovechando la salida de condenados por terrorismo como cuña para juntar en
su solo saco ante una población inerme y sin bases de análisis ante lo ocurrido
en la historia del país en las últimas décadas del siglo pasado.
Todo ello no es gratuito, forma parte desde el fujimorismo, de una estrategia bien pensada donde la debacle de la izquierda, la pérdida de consistencia en sectores que tuvieron influencia sobre masas y pudieron marcar su rumbo, hoy son solo la pieza que justifica el ascenso del partido fujimorista Fuerza Popular, su acoplamiento hacia el poder de cara al bicentenario de la república en el 2021[11].
Todo ello no es gratuito, forma parte desde el fujimorismo, de una estrategia bien pensada donde la debacle de la izquierda, la pérdida de consistencia en sectores que tuvieron influencia sobre masas y pudieron marcar su rumbo, hoy son solo la pieza que justifica el ascenso del partido fujimorista Fuerza Popular, su acoplamiento hacia el poder de cara al bicentenario de la república en el 2021[11].
La recomposición de las fuerzas marginales
Mencionemos que hechos como el Baguazo del 2009 un levantamiento popular nativo en defensa de su territorio frente a la explotación de petróleo con peligro para el medio ambiente que termino en muertes de policías y población y el rechazo de la explotación de la mina de oro Conga en Cajamarca supuso la aparición de líderes como Alberto Pizango y Gregorio santos respectivamente, pero en ello la desarticulación con bases políticas de grupos de izquierda como Frente Amplio no han permitido una alianza que opte decididamente por una movilización que haga eco en la capital. Puede decirse lo mismo de la huelga de maestros multitudinaria que se llevo a cabo como marcha de diversos sectores del SUTE CONARE a la capital y que tuvo éxito como movilización y colocación en la mesa de planteamiento poniendo en jaque a la ministra de Educación Marilú Martens a mediados de 2017.
Estos hechos colocan en expectativa voces y presencias del interior del país, fuertes a nivel de sus regiones pero sin arraigo sostenido en Lima. Como hechos sectoriales reivindicativos se relacionan con acciones y agendas similares a movimientos de Bolivia y Ecuador que si han llegado a participar del poder en casos como los del dirigente Evo Morales y Rafael Correa pero con un sesgo de mayor autonomía popular. Si a ellos mencionamos a Antauro Humala quien dirigió la asonada a Andahuaylas en enero de 2005 que aun purga prisión pero cuya expectativa esta siendo alentada por algunos medios de comunicación[12], estaremos mencionando a líderes que podrían tener expectativas hacia el futuro.
Depende en mucho del clima pre electoral tomando en cuenta el rumbo económico y los destinos de personajes sumidos en los miasmas de la corrupción y sus laberínticos destinos con una justicia penetrada por intereses de poder. Un panorama bastante confuso y donde los llamados outsiders pueden dar sorpresas. Un territorio donde todo puede suceder.
Vayamos ahora a un enfoque de un sector decisivo a la hora de
pensar en tomar y mantener el poder.
El rol de los monopolios de Comunicación
No cabe duda de que los medios y determinados periodistas llamados “líderes” de opinión han aprendido a ser fujimoristas y no morir en el intento. Este “logro” nos remite a un precedente referencial: El pacto de la prensa y canales de televisión con el fujimorismo con especial énfasis luego del 5 de abril de 1992. Sería llover sobre mojado mencionar la participación clave como asesor que realizó el capitán del ejército, abogado y funcionario de Inteligencia Vladimiro Montesinos. Entre 1991 y el año siguiente recuerdo que la revista Oiga de Paco Igartua le seguía los pasos en la sombra a este personaje en una investigación continua desde sus oscuros días como espía al servicio de la CIA, en los años 70 de la dictadura militar y su aparición como abogado de Alberto Fujimori.
Es reconocida la función que cumplió en los preparativos del
golpe del 5 de abril para lo cual contó con la aceptación y riesgo del presidente
de la República con el cual se acuarteló en el Pentagonito en meses previos
preparándole para la única salida que acabaría con los insurgentes que habían
acrecentado su presencia en la Capital.
Vladimiro Montesinos Torres negoció luego directamente con
canales de TV como América Televisión con la familia Crousillat, y canal 5 con Ernesto Shütz Landazuri. Muchos
de los personajes de medios periodísticos envueltos en servilismo y compra de
líneas de noticias, cesados en tiempos del gobierno toledista volvieron al
negocio en tiempos de García como el caso de Álamo Pérez Luna, Nicolás Lucar y
Mónica Delta.
El periodismo, televisión y radio desde las columnas de opinión
y programas que enfocan una supuesta reflexión y análisis político, se matiza cada
cierto tiempo por encuestas[13]
que recoge en sondeos el grado de acercamiento y mensura a los cometidos o
campañas objetivas de captación, sugestión y propósito de ideas que definen el
panorama donde se explaya el negocio de las informaciones. Es el baluarte del
poder y se destaca una interpretación del ascenso y afianzamiento en la opinión
publica del partido que dirige Keiko Fujimori.
El monopolio que ejerce El Comercio en este plan es fundamental para ello[14] Hay que tener en cuanta que con astucia y ardid, El Comercio (como emporio de empresas) no refleja una posición definida y trata de llevar el cauce de su opinión editorial a un sesgo ejemplarmente democrático y principista en el plano legal, sin embargo en las opiniones de Martha Meier Miro Quesada hacia algunos años, y en el presente en las bien informadas y con sustento de base análisis de carlos Melendez[15], aunque también es previsible mencionar a entrevistadores como Mariella Balbi y a politólogos (esa especie de aceitadores de la máquina) Diethell Columbus[16], José Carlos Requena, comunicadores como Sandro Venturo y Gustavo Rodriguez[17]a otros como Aldo Mariátegui cuya función de operador político es evidentísimo. Podríamos colocar aquí no precisamente a profesionales de prensa solamente sino a quienes desde su rol de investigación le hacen favores al espíritu autocrático y vertical del fujimorismo, es el caso de la abogada María Cecilia Villegas con su investigación sobre las esterilizaciones forzadas a mujeres del campo[18]
El monopolio que ejerce El Comercio en este plan es fundamental para ello[14] Hay que tener en cuanta que con astucia y ardid, El Comercio (como emporio de empresas) no refleja una posición definida y trata de llevar el cauce de su opinión editorial a un sesgo ejemplarmente democrático y principista en el plano legal, sin embargo en las opiniones de Martha Meier Miro Quesada hacia algunos años, y en el presente en las bien informadas y con sustento de base análisis de carlos Melendez[15], aunque también es previsible mencionar a entrevistadores como Mariella Balbi y a politólogos (esa especie de aceitadores de la máquina) Diethell Columbus[16], José Carlos Requena, comunicadores como Sandro Venturo y Gustavo Rodriguez[17]a otros como Aldo Mariátegui cuya función de operador político es evidentísimo. Podríamos colocar aquí no precisamente a profesionales de prensa solamente sino a quienes desde su rol de investigación le hacen favores al espíritu autocrático y vertical del fujimorismo, es el caso de la abogada María Cecilia Villegas con su investigación sobre las esterilizaciones forzadas a mujeres del campo[18]
Otro referente a destacar y que cumple con eficacia e inteligencia
supina su doble labor religiosa y comunicadora es el Arzobispo de Lima, Juan
Luis Cipriani Thorne desde el púlpito y el importante cargo frente a la curia
de Roma, así como en su rol de comunicador en los medios y en su programa
“Dialogos de fe” de RPP.
Existe un correlato desde la compra venta de los medios de
comunicación en el Perú de la década de los noventa, con los diarios chicha y
la basura permanente echada a personajes opuestos al fujimorismo. El Grupo El
Comercio abarca periódicos, diarios deportivos, radio y redes constituyendo una
presencia disuasiva y con introducción e influencia en el quehacer cultural,
social y político del país.[19].
Véamos, sólo para trazar una muestra de la tendencia a la quese dirige el
peridismo cuando parece cambiar el panorama, lo sucedido con el asunto Kenji
Fujimori.
Un sector de la prensa empezaba a aggiornar el camino al díscolo benjamín del clan, esta necesidad es porque resultaba importante ser viable el juego divisionista al interior de Fuerza Popular y lanzar la figura de Kenji como opción mas tolerantes y de cercanía a vientos progresistas. Debemos tener en cuenta que un gran sector de intelectuales moderados y progresistas escriben en El Comercio, provenientes de las canteras de la PUCP y de la Universidad del Pacífico. En pocas palabras, la casa nunca pierde.
Un sector de la prensa empezaba a aggiornar el camino al díscolo benjamín del clan, esta necesidad es porque resultaba importante ser viable el juego divisionista al interior de Fuerza Popular y lanzar la figura de Kenji como opción mas tolerantes y de cercanía a vientos progresistas. Debemos tener en cuenta que un gran sector de intelectuales moderados y progresistas escriben en El Comercio, provenientes de las canteras de la PUCP y de la Universidad del Pacífico. En pocas palabras, la casa nunca pierde.
Explicados brevemente los antecedentes del manejo
comunicacional en el cerco al poder y como el contexto se encuentra ya maduro
para su afianzamiento de cara al 2021, apunto a como se constituyó el partido
Fuerza Popular.
La fortaleza de un partido
Los analistas naranjas dividen en tres etapas al fujimorismo. La primera desde la fundación de Cambio 90 con el ascenso de Alberto Fujimori a la presidencia hasta el fin desastroso de su segundo gobierno y su auto exilio en el Japón en el 2000. La segunda vendría a ser de 2001 a 2009, la miseria de verse expuesto al escarnio y sin embargo pese a su debilidad mantenerse en el candelero con participaciones electorales, y la tercera etapa de 2010 hacia adelante con el liderazgo de la hija del patriarca, Keiko Fujimori quien logró construir un partido de las cenizas, aunque esto pueda ser inexacto en realidad.
Lo polémico del caso es que Keiko Fujimori logró aglutinar un
partido en una época (y ya los dijimos, su padre representó el sentido
antisistema en el modo de hacer política) que no soporta partidos de masas,
feligresías, credos ni solidaridad militante.
Fuerza Popular surge tejiendo una red de acuerdos y
negociaciones con gobiernos regionales, representantes independientes que a
raíz del crecimiento de grupos y representantes independientes, reconocían lo
que el gobierno del “chino” había dejado en sus pueblos[20].
Esto se fue materializando desde 2011. Sus principales bases
de apoyo o espacios donde fue sosteniendo su crecimiento fueron estas
conexiones que se fueron estableciendo y que permitieron no sólo dotar de
militancia, sino de comprometer capitales particulares e intereses basados en
promesas de participación y puestos expectantes.
En las elecciones de ese año Keiko Fujimori
ganó en seis departamentos La Libertad, Lambayeque, Tumbes, Piura, (notándose
el arraigo que le cedió el APRA vía los partidos independientes y las
autoridades regionales) Cajamarca y Junín. No obstante, si bien no ganó en las
otras provincias si contó con un gran respaldo popular, esto se pudo observar
en departamentos como Tumbes, Piura, Cajamarca, Amazonas, San Martín; ya
que contó con más de 30% de votos válidos. Sin embargo, no contó
con mucho respaldo en los departamentos ubicados en el sur.
El sur siempre le
ha sido esquivo, la misma situación ocurrió con PPK en el 2016 y es ahora, con
miras al 2021 donde pondrá la puntería. Es así como se da el paso de los partidos membrete momentáneos de las
campañas anteriores a 2006 tanto en elecciones presidenciales como municipales
a la constitución de un partido. Keiko Fujimori y su entorno asumen así esa
tarea reconociendo que en la carrera hacia la legitimación del poder en un
entorno de fragilidad sistemática y de quiebres institucionales como el
peruano, la constitución partidaria era necesaria para establecer presencia en
un medio donde ni la derecha ni la izquierda habían logrado articularse.
Si bien es cierto, todo lo que representa el fujimorismo, autoritarismo, pragmatismo en sus relaciones y alianzas, conservadurismo y buenas relaciones con la ortodoxa jefatura eclesiástica, defensa de medidas y organismos populistas y asistencialistas (lo que le ha valido el mote de “cultura taper”) está presente en Fuerza Popular, pero lo cierto es que ha logrado constituir un cuerpo sólido y disciplinado. En una jugada necesaria para la configuración del partido desde sus aliados generacionales, Keiko separó a la vieja guardia albertista, pasaron al retiro Martha Chávez, María Luisa Cuculiza, Alberto Aguinaga, sólo quedó Luz Salgado. En ello la participación en la cúpula de Pier Figari y Ana Hertz de Vega resultan importante a nivel de planificación.
Si bien es cierto, todo lo que representa el fujimorismo, autoritarismo, pragmatismo en sus relaciones y alianzas, conservadurismo y buenas relaciones con la ortodoxa jefatura eclesiástica, defensa de medidas y organismos populistas y asistencialistas (lo que le ha valido el mote de “cultura taper”) está presente en Fuerza Popular, pero lo cierto es que ha logrado constituir un cuerpo sólido y disciplinado. En una jugada necesaria para la configuración del partido desde sus aliados generacionales, Keiko separó a la vieja guardia albertista, pasaron al retiro Martha Chávez, María Luisa Cuculiza, Alberto Aguinaga, sólo quedó Luz Salgado.
Dos
aspectos históricos y guías de la relativamente reciente historia del país me
llaman la atención con relación a esta última etapa fujimorista y Fuerza
Popular; la primera tiene que ver con la impronta movilizadora del velasquismo
a fines de los 60 y comienzos de los 70, la segunda con el apoyo sostenido que
en materia de praxis y decisiones políticas ha recibido del APRA.
En el primer aspecto podemos relacionarlo con la senda movilizadora y de medidas psicosociales que se hicieron patentes en el trabajo de Inteligencia que brindó el ex capitán y abogado Vladimiro Montesinos Torres encumbrando la figura casi mítica de Alberto Fujimori desgajada de la imagen burocrática y señorial de anteriores presidentes, con un marcado sesgo populista y corporativista que guarda relación con la que ideólogos como Carlos Delgado Olivera del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas, específicamente desde SINAMOS, fueron construyendo en Velasco.
Esta semblanza es importante porque fue Juan Velasco Alvarado quien utiliza una versión moderna de la gesta y articulación de organismos de base en la labor de contacto y disposición comunicativa con sectores directrices del régimen. El régimen militar creo su propia estructura de funcionamiento, es por ello[21] su rechazo a los partidos tradicionales a los que acusa de perpetuar mediante burocracia vertical amañada con sectores de poder, políticas de explotación y miseria en el campo y ciudad. Es importante rescatar la conexión populista de dos momentos contrapuestos ideológicamente como fueron el Velasquismo y el Fujimorismo, desde una especie de socialismo nacionalista instaurado en 1968 y 22 años después en 1990 desde un populismo corporativo de derecha que impulsó un liberalismo de mercado que hoy sostiene la economía del país, abierto a la inversión privada. Poco le duraría al Velasquismo su permanencia en el poder[22] Como Velasco también Alberto Fujimori despreciaba la partidocracia local. Su determinación de cerrar el congreso el 5 de abril de 1992 abona al respecto.
En el primer aspecto podemos relacionarlo con la senda movilizadora y de medidas psicosociales que se hicieron patentes en el trabajo de Inteligencia que brindó el ex capitán y abogado Vladimiro Montesinos Torres encumbrando la figura casi mítica de Alberto Fujimori desgajada de la imagen burocrática y señorial de anteriores presidentes, con un marcado sesgo populista y corporativista que guarda relación con la que ideólogos como Carlos Delgado Olivera del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas, específicamente desde SINAMOS, fueron construyendo en Velasco.
Esta semblanza es importante porque fue Juan Velasco Alvarado quien utiliza una versión moderna de la gesta y articulación de organismos de base en la labor de contacto y disposición comunicativa con sectores directrices del régimen. El régimen militar creo su propia estructura de funcionamiento, es por ello[21] su rechazo a los partidos tradicionales a los que acusa de perpetuar mediante burocracia vertical amañada con sectores de poder, políticas de explotación y miseria en el campo y ciudad. Es importante rescatar la conexión populista de dos momentos contrapuestos ideológicamente como fueron el Velasquismo y el Fujimorismo, desde una especie de socialismo nacionalista instaurado en 1968 y 22 años después en 1990 desde un populismo corporativo de derecha que impulsó un liberalismo de mercado que hoy sostiene la economía del país, abierto a la inversión privada. Poco le duraría al Velasquismo su permanencia en el poder[22] Como Velasco también Alberto Fujimori despreciaba la partidocracia local. Su determinación de cerrar el congreso el 5 de abril de 1992 abona al respecto.
En cuanto a su relación con el APRA quizás sea importante
señalar algunas referencias previas a la llegada de Fujimori al poder.
En 1987 en pleno gobierno aprista, siendo
rector de la Universidad Nacional Agraria, Alberto Fujimori, impuso la medalla
de esa casa de estudios al entonces ministro de Agricultura, Remigio Morales
Bermúdez, por méritos desconocidos. La otra es el programa de TV que Fujimori
dirigió también en ese año y hasta 1989 el programa Concertando desde Canal 7
un medio del Estado. Pero ya luego como gobierno otro hecho que desconcierta y
cuyo relato fue construido por los medios, es la huida de Alan García que
estuvo sazonada por versiones dadas por el mismo ex presidente quien apela a
una fuga cinematográfica a un exilio que lo llevó a Colombia y luego a Francia
de donde no regresaría sino luego de 8 años para volver a postular a la
presidencia. García armó una historia truculenta donde tuvo al parecer mas
apoyo que peligro.
Ahora, en la constitución de un partido político prima el
mito. No bastaba la victimización del líder, había que apoderarse de circunstancias
de lucha, apoderarse de una hoja de triunfo en el libro de historia del Perú
plagada de derrotas y fracasos. Esta suerte de mitificación viene
construyéndose actualmente.
En años mas recientes se viene dando una ofensiva mediática
por colocar dos hechos fundamentales en la derrota del PCP SL y del MRTA como
sendas páginas de gloria en la historia reciente del Perú: La captura de
Abimael Guzmán y su cúpula en setiembre de 1992 y la toma de la embajada de
Japón por comandos del ejército que lograron el rescate de casi la totalidad de
rehenes y la consiguiente muerte de el destacamento subversivo. A la par que se
ha servido de los juicios a los militares implicados en la matanza de
emerretistas supuestamente rendidos en abril de 1997 y de los responsables de
las matanzas de los penales de El Frontón en el develamiento de un motín de
presos del PCP SL para victimizarse, sectores adherentes al fujmorismo desde el
partido Fuerza Popular de Keiko Fujimori y otras figuras están afianzando una
aureola de heroísmo ejemplar[23]
He aquí otros aspecto de la derrota de la izquierda y las fuerzas progresistas
que han sido incapaces de gestar un propósito a las conclusiones emitidas por
la CVR y del cual los medios de comunicación, parte importante en la presencia
de FP como bastión de poder, ha sido y sigue siendo una herramienta más que
eficaz.
El fujimorismo nunca perdió crédito y soporte en la
estructura de ideas provenientes de sectores que apostaban por una fuerza
vertical, autoritaria apoyada en la imagen poderosa que Alberto Fujimori supo
construir y que pese a su fuga del país se mantuvo latente. Los sectores más
conservadores de la política, del campo legislativo, militar y eclesiástico
apostaron con cautela y otras veces de manera más abierta en medios de
comunicación afines, a que el fujimorismo era la única fuerza capaz de someter
al país. Lo había demostrado ya con su decisión de encarar la terrible crisis
económica a fines de los 80 y con la derrota infligida al PCP SL y al MRTA.
Si el fujimorismo logró catapultar a un caudillo surgido
desde las antípodas de la política oficial burguesa y tradicional y esto
engarzó con la figura de Alberto Fujimori, los dos hechos mencionados suplen de
alguna manera el historial de derrotas que los ejércitos de Perú han sufrido permanentemente
en su historia. Esta estrategia no es poca cosa, es parte del plan que desde lo
simbólico representativo llevan a cabo con el soporte que les ha dado en las
elecciones de 2016 una presencia de poder que logrado, desde la mayoría
absoluta del Congreso empujaría a la vacancia al ex presidente PPK a fines de
2017 y que regula el accionar presente con Martín Vizcarra como presidente de
la República.
Desde ya esto puede ser polémico, no solo es la exigencia de
reconocimiento histórico de quienes tuvieron a cargo en el terreno mismo de
lucha la erradicación de los insurgente por medios poco lícitos, pero que,
según sus responsables, resultaban
válidos en el contexto de una guerra sucia, sino, porque esta reivindicación representa
una jugada que les eximiría de responsabilidad
en actuales juicios en diferentes instancias nacionales e internacionales. El fujimorismo requiere de potenciar su imagen
de heroísmo en su relación con las fuerzas armadas, la edificación partidaria
lo necesita y la perspectiva es, obviamente, a largo plazo. El autoritarismo en
su esencia como manifestación política (y como en diferentes experiencias
cercanas al fascismo y corporativismo lo comprueban) requiere de una alianza
estrecha con sectores militares y del Ministerio Público.
La praxis del autoritarismo pese a que en determinados momentos
tanto Keiko[24]
como en la táctica aparentemente divisionista de su hermano Kenji aparecen guiños de apertura y simpatía por
ideas liberales, lo cierto es que desde la derrota de 2016 Keiko y Fuerza
Popular enfocan con claridad a su enemigo en el Ejecutivo y el partido da por
hecho la instauración de un esquema de guerra en la forma de ver y hacer
política.
La disciplina y el atosigamiento de sus operadores políticos y sus congresistas como operarios de sus planes. El jacobinismo cuasi absoluto en la estrategia de choque del bloque congresal de Fuerza Popular como un ejemplo de ello. El acosamiento a los ministros que, efectivamente caían en sus propias trampas (el caso de las computadoras y su compra fraguada en la caída del ministro de Educación Juan Saavedra, el caso del aeropuerto de Chinchero con Vizcarra, el torpe manejo político en la huelga de los maestros del SUTE CONARE con Martins, el Gabinete Zavala y su apresurado pedido de confianza al Congreso ante el pedido de renuncia de Martins, la denuncia al Fiscal Pablo Sánchez por su interpretación en la participación de Keiko en situaciones de dolo, la vindicta frente a los magistrados del tribunal Constitucional) una seguidilla de acciones políticas que fueron minando a sectores del estado y por ende a Kuczyinski.
La disciplina y el atosigamiento de sus operadores políticos y sus congresistas como operarios de sus planes. El jacobinismo cuasi absoluto en la estrategia de choque del bloque congresal de Fuerza Popular como un ejemplo de ello. El acosamiento a los ministros que, efectivamente caían en sus propias trampas (el caso de las computadoras y su compra fraguada en la caída del ministro de Educación Juan Saavedra, el caso del aeropuerto de Chinchero con Vizcarra, el torpe manejo político en la huelga de los maestros del SUTE CONARE con Martins, el Gabinete Zavala y su apresurado pedido de confianza al Congreso ante el pedido de renuncia de Martins, la denuncia al Fiscal Pablo Sánchez por su interpretación en la participación de Keiko en situaciones de dolo, la vindicta frente a los magistrados del tribunal Constitucional) una seguidilla de acciones políticas que fueron minando a sectores del estado y por ende a Kuczyinski.
Este último tramo en la trayectoria de Fuerza Popular ha dado
un vuelco a lo que parecía un debilitamiento a raíz del indulto otorgado por
PPK a Alberto Fujimori. Keiko se veía confrontada por la imagen de su padre
parcializándose con Kenji por las ideas de ruptura y de oportunidad que clamaba
este. No era más que una añagaza en el trámite de afirmar políticamente a
Fuerza popular, pero veamos los antecedentes.
Entre discrepancias y fotos oportunas Kenji fue logrando la
configuración de un grupo que lo siguió en sus poses rebeldes y se escindió del
partido luego de logrado el indulto al patriarca y a raíz del apoyo y
agradecimiento político a PPK por la gracia pre navideña y con lo cual se
contuvo el pedido de vacancia en el Congreso. Aparentemente fortalecidos y
envalentonados por esta alianza, los llamados Avengers de Kenji pasaron de los disfuerzos de comic japonés a los
hechos. No se imaginaron que Keiko utilizaría las artimañas del tío Vladi con los llamados Mamani o Kenji vídeos
grabados por el congresista keikista puneño Moisés Mamani desde su reloj de
pulsera, donde se aprecia al mismísimo Kenji, a Bienvenido Ramirez y a otro avenger ofreciendo repartijas a quienes
se abstuvieran de votar a favor de revocar a PPK. Aquello terminó por enlodar
al benjamín de los Fujimori.
Pero la prueba definitiva de la alianza entre hermanos estuvo
en la negativa de Kenji de delatar a su hermana por supuestos fondos recibidos
de Odebrecht cuando había afirmado indignado horas después de verse implicado
en las ofertas mencionadas que develaría a congresistas naranjas implicados,
entre ellos a Úrsula Letona. Todo ello fue un ardid, doy por seguro que ya con
la sartén por el mango Keiko se encargó de hacerle ver que las pretensiones
presidenciales de su torpe hermano podría ser castigada con cárcel al tener
pruebas fehacientes que sostienen una acusación constitucional que primero
lograría su desafuero, así como de los otros implicados por la compra de votos.
Ese desafuero acaba de ocurrir el día 7 de junio.
Ahora, no parece casual que la elección del cuasi invisible
congresista Moisés Mamani como agente de inteligencia que logró, cual súper
agente, registrar los videos y audios que condujeron a la vacancia a PPK. Puno
puede ser la base de operaciones desde donde keiko está trabajando revertir ese
voto duro en la región sur de la sierra que le ha sido esquivo en varias
elecciones. Los intereses de presupuestos y obras pueden ser la llave para este
plan de cara al 2021, habida cuenta que Puno posee un fuerte capital de
comercio y muchos de sus hijos han propiciado crecimiento en zonas como
Arequipa, Moquegua o Tacna.
¿Por qué El fujimorismo vuelve a las andadas entre cohecho,
negociaciones turbias, videítos y promesas de montañas de favores y dinero? El
fujimorismo le debe al trabajo organizado durante estos últimos 8 años, la
creación de una plataforma de poder que amparándose bajo una normativa
electoral dispar y sujeta a correcciones para lo cual no terminan de ponerse de
acuerdo intereses para mantener el status quo, es hoy, como dijimos, la
principal fuerza política del país. 73 congresistas de la bancada de su partido
Fuerza Popular asumieron una más que abrumadora mayoría en el Congreso y por su
estrategia política hemos visto que el objetivo de lograr el alejamiento de PPK
y luego esperar momento de golpe en su bastión del Congreso obtiene claros e
inobjetables logros.
Analizando y a modo de conclusión
Analizando y a modo de conclusión
Resulta clave comprender el actual tablero político en Perú, donde el partido de mayor consistencia y participación Fuerza Popular sufre un supuesto intento divisionista. Ello no ha ocurrido y la jugada de poner en evidencia las intenciones del bloque Kenjista no sólo los expuso públicamente al ridículo, sino reconduce a la oveja descarriada al redil. Maquiavelo decía que el Príncipe debía tener y exhibir un enemigo y si su poder es omnímodo y no existe contrincante debe fabricarse urgentemente uno. Kenji vino a cubrir ese puesto ante la ausencia casi total de oposición. Por el lado de la izquierda con la división pueril de Fuerza Social y la configuración del grupúsculo Nuevo Perú no tienen presencia definida en el panorama, y Kenji[25], que ahora debe morder el polvo de la derrota y asimilarse de rodillas ante Keiko, viene a jugar ese rol.
No existe una prueba mas contundente del copamiento y
asentamiento de Fuerza Popular y el neo fujimorismo que representa Keiko y su
cúpula partidaria en el presente del Perú que la constatación de que merced a
sus viejas artimañas y tretas: la intriga, el pragmatismo, el delito, chantaje
y aceitamiento de medios de comunicación serviles, ha madurado un soporte en el
cual los sectores de poder en manos de pocos se ven fortalecidos. Todo ello
como colofón de una tragedia a la que me refería al principio de este escrito.
Se constata así la debacle en la posibilidad de construir un país de justicia y
progreso real y democrático.
Si colocamos la historia peruana en un marco del último medio
siglo, desde el intento de una Revolución transformadora que intentaron llevar
a cabo las Fuerzas Armadas con el golpe del 3 de octubre de 1968; vemos que el proceso
histórico del país se ha visto zarandeado por la restauración de otra facción
de militares que retrocedió en el proceso de cambio, los hechos consecuentes: el
retorno a una democracia ficticia, una guerra civil que desangró las regiones
mas pobres, el fujimorismo como forma de asunción no solo carente de referentes
ideológicos a la vieja usanza y de constitución partidaria, aquello que
representaba el anhelo de ruptura con la partidocracia tradicional que
representaron partidos como APRA, Acción Popular o el PPC y que llevó a cabo
nos guste o no el proceso hacia una economía de mercado que marca la pauta de
un capitalismo globalizador y que también condensa la transformación social,
cultural, económica y política que ha sucedido en el país.
No se trata de justificar la ideologización del fujimorismo
que al no evidenciar contacto con estructuras y formas de organización
convencionales, no deja de expresar un conjunto de ideas que están lejos de ser
banalizadas; ello constituye el primer error de sectores académicos y bien
pensantes que desestiman y desprecian la movilización y formas de actividad
política de este movimiento populista. Habría que comprender profundamente
cuales han sido las expectativas reales de ingentes masas empobrecidas que
durante décadas llegaron a Lima y empujaron aquello que estudiosos como José
María Arguedas en la literatura y la poética del desarraigo, Matos Mar desde el
campo sociológico y su aplauso a un capitalismo popular, Fernando Fuenzalida
desde la antropología y la agonía de un Estado, Hernando de Soto y su comprensión de ese otro
sendero desde la economía, estos intelectuales y otros fueron vislumbrando este trasuntar, no solo ya
desde la maquinaria fujimorista afín a una lectura política de evidente
presencia actual, sino desde esa movilización de masas que pudo tener en los
anhelos de una transformación desde dentro y la posibilidad de un liderazgo en
una izquierda que no se comprendió asimismo, demasiada apegada a dudas e
incertidumbre e incapaz de un ideario que antepusiera intereses procedentes de
la pequeña burguesía y apostara por unidad, aquello por lo que José Carlos
Mariátegui clamó.
Y eso es lo que le faltó, unidad.
La constitución de partidos en el Perú, aquella de una sólida
y poderosa ideología, de estructuras piramidales basadas en la presencia
descollante de un líder ha pasado por dos experiencias históricas gravitantes,
el APRA bajo la férula de Victor Raúl Haya de la Torre que devino luego en circunstancias
de desmembramiento y cambio de eje, que supo del fracaso en su primer gobierno
al segundo en la figura de Alan García Pérez.
La otra presencia está en el PCP SL rama escindida de Patria Roja y Bandera Roja en las purgas y divisiones reiteradas de una izquierda contradictoria y constituyó un partido basado en su base por catedráticos y estudiantes ayacuchanos y que le declaró una guerra total al Estado, el PCP SL. Los dos partidos supieron de persecuciones, cárcel, destierro y martirologio, y saben a ciencia cierta lo que es batirse desde las casi cenizas.
La otra presencia está en el PCP SL rama escindida de Patria Roja y Bandera Roja en las purgas y divisiones reiteradas de una izquierda contradictoria y constituyó un partido basado en su base por catedráticos y estudiantes ayacuchanos y que le declaró una guerra total al Estado, el PCP SL. Los dos partidos supieron de persecuciones, cárcel, destierro y martirologio, y saben a ciencia cierta lo que es batirse desde las casi cenizas.
La tercera visión de esa construcción de partido surge
paradójica y contradictoriamente en una época donde toda idea de constituir un
cuerpo orgánico es rechazado por la atomización y el descreimiento en
principios que no sean individualismo y salvataje personal. Pero ya dimos un
marco de nuestra época al principio y quizás haya llegado el fin de una forma
de ver y constituir lo político y social. Lo cierto es que el fujimorismo es hoy
una real presencia y lo estamos viendo de la mano de una mujer. Un aspecto
importantísimo creo en la práctica y devenir de su accionar lo vuelvo a
repetir, se lo debe a la experiencia del APRA y su relación estrecha con la
configuración táctica de ese partido.
Considero necesarios realizar y difundir estudios sobre los antecedentes de esta relación donde en la práctica y la supervivencia del aprismo se da no ya desde su presencia orgánica muy venida a menos hoy, sino de la mano de sus aliados naranjas. ¿Sabía o intuía el aprismo aquel lejano 1990 que en los vientos de cambio que soplaban en el mundo su estructura militante se cuasi desintegraría y sería un líder carismático enarbolando banderas de anti partidismo y negación de doctrinas ideológicas quien llevaría el rumbo político del país a futuro?
Considero necesarios realizar y difundir estudios sobre los antecedentes de esta relación donde en la práctica y la supervivencia del aprismo se da no ya desde su presencia orgánica muy venida a menos hoy, sino de la mano de sus aliados naranjas. ¿Sabía o intuía el aprismo aquel lejano 1990 que en los vientos de cambio que soplaban en el mundo su estructura militante se cuasi desintegraría y sería un líder carismático enarbolando banderas de anti partidismo y negación de doctrinas ideológicas quien llevaría el rumbo político del país a futuro?
Que sirva este punto de reflexión donde no he pretendido
llegar a posiciones incontrovertibles, sino propiciar discusión y respuesta
hacia un debate necesario donde se aporte a comprender que es el fujimorismo
como fenómeno, más allá de la carga emocional que significa verlos en escena, para
poner sobre la mesa la táctica de su accionar de cara al futuro.
Colofón
¿Qué hacer con el Fujimorismo? O lo que es lo mismo ¿cómo enfrentar esta realidad? En primer lugar comprendiéndola a fondo, y esto implica realmente reconocer que históricamente nuestros pasos nos han dirigido hacia esta situación en Perú. Nos han conducido inevitablemente a este contexto. Ejercer una comprensión que nos lleve a una certidumbre podría darnos elementos con los cuales vislumbrar aquellos aspectos que rodean una forma determinada y particular de ejercer la política en un contexto plagado de incertidumbre, corrupción generalizada, movilización ilegal de capitales, relación con el negocio del narcotráfico y un punto clave que afina su accionar: el manejo y control de los medios de comunicación.
A semejanza del nazismo y el fascismo, las
preguntas de marras se plantearon solo cuando las organizaciones políticas que
les representaban estaban ya enquistadas en el poder, luego de un paciente
tejido con los sectores mas conservadores de los países donde estos fenómenos
cundieron, ¿cuando? ¿Cómo? ¿Por qué? Y luego ¿hasta cuando?
Analizar y opinar sobre el fujimorismo no significa en
absoluto, necesariamente, pactar con ellos. Sin embargo soy consciente de los
riesgos y tentación por identificarse con un populismo que como las
experiencias históricas mencionadas, así como el peronismo en Argentina
surgidas desde las entrañas de un populismo fervoroso y lejano de un real
proceso de transformación, es una suerte de poderoso imán.
El empoderamiento fujimorista de 2005 hacia adelante ha sido
consecuente y alentador de los cambios dados en el Perú en los planos económico
y socio cultural estos últimos años; allí tenemos a Marca Perú, del llamado
boom de la gastronomía con Gastón Acurio al pensamiento del éxito empresarial
con la familia Añaños y el empuje del Cholo power con el estudio Arellano, hasta
llegar a la clasificación en el fútbol al Mundial Rusia 2018, resulta obvio que
no necesariamente estas formas de constituir emprendimiento y logro se
identifican y alinean con el fujimorismo, pero les son consustanciales en la
medida de que la real opción política que las representa mantiene una visión de
mercado que ha dirigido el proceso directriz y legislativo hacia el panorama
que ahora constatamos en el presente. Es la representación que encaja en este
proceso paulatino de desmovilización social y el escepticismo a ultranza, el
pánico, la anomia y el descreimiento en la forja y la decisión de una real
transformación social.
Por ello, termino con las palabras con las cuales empecé este
artículo de análisis, a manera de reiterar el círculo vicioso en el cual estamos insertos desde la
constitución de la república. No hemos salido de el y allí radica el eje por
donde transitan estos pensamientos: Este análisis del fujimorismo brota desde
la derrota, una derrota contundente y certera que se dirige principalmente a
las fuerzas progresistas del país.
A las fuerza reales y de las otras.
Lima, junio de 2018
[1]
Por Bartolomé de Las Casas (1484? – 1566) Encomendero español y luego fraile dominico
defensor de indígenas, fue nombrado “Protector universal de los indios de las
Indias” hispánicas
[2] Un
partido político necesita de un parto de aguas que afiance su derrotero con su
militancia y pueda crear presencia en las multitudes. No basta la llegada al
poder y la alternancia democrática. Un movimiento como el aprista que acompañe
una serie de transformaciones sociales, políticas, culturales y económicas
requiere de un putsch, podemos ver en
este partido al caso de los mártires de Chan Chan en Trujillo. Eso representó
para el fujimorismo el golpe del 5 de febrero de 1992.
[3] El
asesinato en 1992 del dirigente de la CGTP Pedro Huillca a manos de para
militares que se camuflaron bajo el disfraz de un ajuste de cuentas senderista,
fue el detonante mayor en el amedrentamiento de bases sindicales y presagiaba
ese nuevo contexto de la economía liberal.
[4]
Precios de productos en materia prima en alza como plata, cobre, oro y otros
como azúcar en alza e 2003 a 2008..
[5]
Aunque me he propuesto no colocar reseñas en este artículo, no puedo evitar
referirme a la consecuencia de un intelectual como Hugo Neira, quien desde su
recorrido de estudios sobre el Estado ha simpatizado con el régimen de Velasco
Alvarado, Alan García, de quien es gran amigo hasta llegar a su adhesión a
Keiko Fujimori y la construcción de su partido. Como figura emblemática del
nexo que pretendo mostrar entre APRA y fujimorismo va este link http://utero.pe/2018/01/02/el-intelectual-hugo-neira-es-mas-naranja-que-charmander-y-aqui-lo-demostramos/
[6] El
Movimiento Libertad que tuvo entre sus militantes a personajes como Miguel
Cruchaga, Juan Inchaustegui, Enrique Ghersi, Rafael Rey, fue liderado por Mario
Vargas Llosa y fue el referente que propició el frente que agrupó a Acción
Popular y el Partido Popular cristiano para las elecciones de 1990 y que tuvo
como candidato al célebre escritor. Los comicios municipales previos habían ya
mostrado un descenso notable de los partidos tradicionales. El año anterior había
ganado la alcaldía de Lima Ricardo Belmont Casinelli, un empresario y
comunicador independiente.
[7] ¿Estuvo el APRA desde antes tramando la preparación de
este ascenso? No tenemos aun una investigación precisa sobre ello. Este es otro
de los motivos de inquietud que me animan a plantear preguntas. Más aun si
vemos la continua alianza y apoyo que se han brindado desde el parlamento ambos
movimientos, sobre todo desde la caída estrepitosa del APRA en elecciones de
los últimos años.
[8] Lo
apoyaron pese a que estaba ya en el Poder Judicial la denuncia por matanzas en
la zona contra subversiva de Madre Mía en Ayacucho que recaían directamente en
el ex militar. El gobierno de Humala se deshizo del apoyo a la izquierda (tuvo
adherentes como Verónika Mendoza, luego candidata por el Frente amplio ante
PPK) y perdiera el rumbo con promesas incumplidas como el retorno a la
Constitución de 1979.
[9] Lo
que ha dado por conjugar a verbo el adjetivo “terruco” en “terruquear”
[10]
Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales
[11] Pese a ello ¿es posible pensar que algunos sectores
que cuentan con base de apoyo regional supongan escollos para la legitimación
electoral de Fuerza Popular de cara al 2021?
[12]
Cuya táctica puede ser utilizar a algunos antisistema para crear condiciones de
soporte o plataforma para el despegue de Kenji Fujmori. Esa es la labor que
actualmente viene realizando por ejemplo el periodista Juan Carlos Tafur en el
periódico La Exitosa y en artículos sabatinos en el decano.
[13]
DATUM de Alfredo Torres y …de Paloma urpi son las encuestadora con las que
trabaja el Grupo El Comercio. Muchas veces las bases de investigación y debate
no especifican el universo (una gran mayoría de veces se menciona “pobladores
de todos los estratos socio económicos. Las encuestas afianzan el
perfildeterminado que adopta la empresa periodística en pos de construir,
delimitar, homogeneizar criterios y pensamientos. A la larga es la construcción
de un referente de poder.
[14]
El Comercio ejerce influencia y determinación en diarios como Peru21, en co
accionariado con EPENSA (Expreso, Ojo) Gestión, publicación dedicada a la
economía, publicaciones de corte masivo popular (El deportivo El Bocón, El
Trome) radios como RPP, Capital, canales de TV como América TV, Canal N.
[15]
Quien si tiene un planteamiento coherente sobre la reforma de partidos y
basamento sobre la estructura partidaria del fujimorismo a nivel nacional.
[16]
Columbus se mostró como politólogo desde hace un par de años, en medios como
Peru21 y El Comercio. Sus opiniones cuasi afines al fujimorismo keikista iban
abriendo camino hacia sus intenciones políticas a futuro: Candidato al sillón
de la alcaldía de Lima en 2018, nada menos que representando a Fuerza Popular.
[17]
Creativos de Toronja Comunicación Integral, sin ser portavoces fujimoristas,
Como Rolando Arellano o Elmer Cuba le hacen guiños a “lo inevitable”. De
toronjas a naranjas
[18]
Su libro ”La verdad de la mentira” publicado en el 2017 precisa que no fueron
300,000 mujeres esterilizadas como los sectores pro derechos humanos, centros
feministas y de la izquierda manifestaron durante años, pero ello no evade su
posición de que existieron y aun así avala que el programa se haya mantenido.
[19]
Aunque luego del indulto a Alberto Fujimori dado por el ex presidente Kuczyinski
en diciembre de 2017 y la presencia más destacada de Kenji Fujimori, El
Comercio optará por resaltar su figura y apoyarlo en sus planes de distancia
con el rol de FP. Luego de los vídeos del congresista Mamani, esto ha quedado
mermado, pero voces de opinión sugieren que determinados medios no abandonaran
a Kenji. Aquello supone una alternativa menos autoritaria, pero siempre afines
a un Fujimorismo que saben inevitable como referente político hacia el 2021.
[20]
No olvidar que Fujimori recorrió una vasta cantidad de comunidades, pueblos y
aldeas en costa, sierra y selva del país. Una labor que ningún presidente
anterior realizó con esa vehemencia (lo que lo relaciona con la figura de otro
presidente como Velasco Alvarado. Ver la referencia más detallada). En ello se
mezclan un afán de intervención directa y demagoga con el desprecio hacia los
políticos tradicionales y sus cabales representativos y voceros que dilataban
el encuentro directo. Levantó colegios, postas y centros de salud
principalmente. En el imaginario popular esto quedó y fue recogido por el afán
de establecer un partido por parte de su hija Keiko.
[21]
Como Carlos Olivera Delgado lo manifiesta en su libro compendio de artículos y
entrevistas “Testimonio de Lucha” Ediciones Bibloteca Peruana Editorial Peisa
1973.
[22]
Es necesario un estudio pormenorizado de como se gestó la caída del régimen que
tuvo en los sucesos de la huelga de la policía, los constantes rumores y el
enfrentamiento de la División Blindada con un sector amotinado, saqueos y pánico
social ocurridos el 5 de febrero de 1975 uno de sus hechos previos a la
sucesión de mando por Francisco Morales Bermudez. Se dice que el APRA tuvo
incidencia en la siembra de rumores que empujaron a muchedumbres a las calles.
[23]
La historia de las fuerzas armadas del Perú no guarda hecho concretos de
victoria en su historial. A su incipiente profesionalismo ya que no existía un
ejército profesional se debió la derrota, desastre y ocupación de las fuerzas
chilenas en la Guerra del Pacífico. Se trata forzadamente de rescatar hechos
donde la abrumadora diferencia de los contrincantes y la situación de rendidos
de amotinados (Caso El Frontón) y secuestradores (caso Embajada de Japón) viene
siendo parte de un plan de manipulación a partir de su referente a la heroicidad
y reforzamiento de la imagen de Alberto Fujimori como el adalid de la lucha
contra subversiva) todo ello en función del plan de fondo hacia el 2021 de
parte del fujimorismo unificado (Kiko – Kenji esperando resolver sus
“diferencias”)
[24]
Quizás el ejemplo mas claro estuvo en el discurso que como candidata a la
presidencia Keiko Fujimori dio en la Universidad de Harvard y donde tuvo frases
elogiosas para la CVR.
[25] Y
con Kenji, aquellos analistas políticos como Juan Carlos Tafur o Rosa María
Palacios que desde su presencia en prensa y radio empezaban a articular puentes
hacia un fujimorismo moderado que diese cabida al oportunismo inveterado de
progres e izquierdistas desvalidos y sin cuota de presencia en la factibilidad
de poder. Aquello hoy se ve desmoronado pero no totalmente perdido.
Comentarios